viernes, 11 de octubre de 2013

Ruso para negocios y para turismo

   La lengua rusa es una de las más bonitas del mundo. Merece la pena ser estudiada por sí misma. Conozco a mucha gente que ha sentido, como yo, la fascinación por el ruso. En Plasencia hay alguno que lo ha comenzado a estudiar en la UNED.

   Yo me quedé fascinada con el ruso el año 1980, al ver en la televisión la olimpiada de Moscú, cuando era una niña. Sin embargo, no fue hasta el año 1989, el primero en que yo fui a Estados Unidos, que tuve ocasión de comprarme mi primer manual de ruso, para aprenderlo de forma autodidacta. Yo era tan jovencita, que no sabía que en Madrid, en Rubiños, había libros para aprender ruso. Pero nadie de mi entorno tampoco lo sabía, ni que existía el Instituto Pushkin en Madrid, ni que había cursos en el Ateneo, ni nada. Ni en Plasencia ni en Salamanca se sabía cómo ni dónde estudiar ruso.
   Mi primer manual de ruso era de 1948, pero yo me compré la edición que encontré, de 1964. Así de antiguo y viejo porque era de segunda mano, de uno de esos gigantescos almacenes de libros que hay en Los Ángeles, donde, como hay gente de todo el mundo, llegan al circuito de segunda mano libros en todo tipo de idiomas. Este manual me gustó porque dedicaba varias páginas a la caligrafía cursiva rusa con pluma, claro, acorde con la época en que fue redactado. ESSENTIALS OF RUSSIAN de Gronicka.
Comenzaba la primera lección con esta palabra:
Здравствуйте!
(zdravstvuite) que era como para asustarse, aunque ya conociera el alfabeto cirílico antes. En lo métodos sucesivos que he conocido siempre empiezan por Привет! (priviet) que asusta menos. Ambas palabras significan "¡Hola!". Ay, pero en realidad cuando me ponen delante un reto difícil me gusta más. Así que cuando este año he conocido un nuevo método de ruso en el que la primera lección también comienza por
Здравствуйте!
me ha encantado, olé la bravura.

   Durante los años 90 estuve estudiando ruso ya con otros métodos más nuevos, pero todos eran exóticamente soviéticos. Mi primer manual, el Essentials, iba de unos obreros de una fábrica, que se visitaban y charlaban, todos con el tovarich para arriba y para abajo. El segundo manual que estudié, éste ya publicado en Moscú (y comprado en Rubiños, Madrid) era de los 80, El Ruso para Autodidactas, también se daban el tovarich como tratamiento, pero no a todas horas. Iba de unos estudiantes venidos de todas partes del mundo que estaban en la universidad de Moscú para llegar a ser traductores. Como era un método pensado para hispanohablantes, había personajes de muchos países latinos, por supuesto abundancia de cubanos.
   A mediados de los 90 me apunté a un curso en la Universidad Autónoma de Madrid. Entonces no había todavía Filología Eslava. Era un cursito como un seminario apartado, en el despacho de la profesora. En el nivel alto sólo estábamos tres. Se trabajaba a fondo, en profundidad, ¡una cantidad de ejercicios, y redacciones!, y contarle tu vida y todas tus opiniones en ruso a la profe en los ejercicios orales. ¡Lo que pude disfrutar! El manual que usábamos era de la misma editorial moscovita, pero diferente, se llamaba "Lengua Rusa para Todos" Russkii iazyk dlia vsiekh.
 Iba de un bloque de apartamentos en Moscú, cada lección te presentaban a un nuevo personaje que vivía en un piso más alto. Había más variedad que obreros de fábrica y estudiantes: albañiles, azafatas, astronautas, jugadores de ajedrez, bailarinas, militares retirados, y una parejita que se vuelve protagonista, ella conductora de grúa y él chófer de camión, y se van a trabajar a Novosibirsk a construir un barrio nuevo, la Ciudad de la Ciencia, donde todos son físicos, químicos e ingenieros. Ah, la utopía comunista, qué bien sonaba en estos libros... Qué tiempos... La profe de la Autónoma era una de los niños de Rusia, de los que fueron allá huyendo de la guerra civil española y se chuparon allí la invasión nazi, los pobres, y luego la reconstrucción. Ella volvió a España... no me acuerdo cuándo, cuando muriera Franco, me imagino. Era una señora más simpática que unas castañuelas, pero al mismo tiempo, como soviética, conocía el valor de la disciplina férrea a la hora de estudiar, y tenía en estima altísima la cultura, la ciencia, el estudio. Este es un rasgo ruso de carácter y de gustos que comparto yo también..., ¿sería por eso que me gustaba tanto el ruso?¿O ha sido al revés, el estudiar ruso lo que me ha hecho disciplinada y forofa de la cultura?
   Siguiendo con la propaganda soviética, me dediqué a leer los libros y revistas que se publicaban entonces en la URSS. Tenía yo un libro de lecturas graduadas, que empezaba contando desde el niño de una aldea a la que llegaba por primera vez la electricidad, gracias al tovarich ingeniero, y terminaba con discursos de Lenin y compañía. Leía también libros de geografía de Siberia y Asia Central, y libros de ballet y San Petersburgo, por supuesto, mi gran pasión. Ballerina, Ermitage.
 Aunque también me empecé a apasionar por el Ártico leyendo artículos de unas revistas que me regaló la profe, donde hablaban a menudo de los pioneros exploradores de las costas árticas de Siberia. Exótico total. (Recordaré toda mi vida cuando en 2009 sobrevolé Siberia a la altura de la costa del Océano Ártico, de camino al Pacífico, e iba reconociendo penínsulas y desembocaduras y deltas de ríos, oh, qué ilusión me hizo, madre mía).
Después comencé a leer a Pushkin y a Turgueniev.
   Como veis hasta ahora, mi aprendizaje del ruso era de tipo universitario, filología, lectura y literatura.
   En los años 2000 caí en la tentación de comprarme métodos de ruso de la editorial Assimil, porque, aunque ya me lo supiera, siempre contaban algo nuevo, y me hacían soñar con el Transiberiano.
 
También fui comprando manuales de sintaxis y de los tremendos verbos de movimiento, para perfeccionarme en lo más difícil.


   Pero ha sido ahora, en 2013, cuando he descubierto los manuales de lenguas extranjeras de la editorial Klett, cuando he visto por primera vez un método para aprender ruso para la comunicación práctica, para el turismo y con un capítulo en cada lección para los negocios, ferias, congresos, correspondencia comercial, etc... Y ¡la primera leción empieza con
Здравствуйте!
como los valientes!
Este manual se llama Iasno, Brillante, está recién editado, de manera que el libro de ejercicios todavía no se ha publicado, se supone que sale en diciembre de este año 2013. Utilizaremos este libro si queréis aprender ruso conmigo, para trabajar en exportaciones, para trabajar en el turismo, dado que España se va llenando poco a poco de turistas y hasta de residentes rusos, para trabajar en spas, en cruceros, en tiendas, en los sitios a donde acudan los millonarios rusos. O incluso para emigrar a Khanty-Mansiisk, donde les sale el petróleo por las orejas, la ciudad de mayor expansión ahora mismo en Siberia... (aunque puede que eso sea francamente complicado, no es lo mismo que emigrar dentro de la Unión Europea) incluso abrir allí una tienda...Qué sé yo, es cuestión de enterarse de qué facilidades dan para el papeleo. Mira este reportaje de la televisión francesa https://www.youtube.com/watch?v=G7VQvwQRbrM  donde hablan de Khanty-Mansiisk del minuto 5 al 19.
Como véis va desde el nivel principiantes A1 hasta A2.LiveBook de Iasno, en este enlace podéis hojear el libro, que es precioso, con mapas, con fotos de todas las bellezas artísticas y naturales, ¡no os perdáis en la lección 3 el monasterio Solovetsky de la Transfiguración del Salvador en una isla del Mar Blanco, en Carelia, cerca de Arkhangelsk! Estos libros de última hornada hablan ya de monasterios, de fiestas religiosas, es decir, de temas de los que en la época soviética no se hablaba, y por lo tanto, yo no aprendía. Mira en este enlace unas monjitas cantando en un bautizo, que es una delicia oírlas: bautizo ortodoxo
Hay otro manual de la misma editorial, editado pocos años antes, que sigue hablando de conferencias, informática y situaciones prácticas del mundo empresarial y laboral, del nivel B1. Es el método anterior a Iasno, el Most, que significa Puente

Para niveles más altos, B2 y C1, están los manuales Dalshe, de Klett,  y Bmiestie, de la editorial Cornelsen. Todos son manuales alemanes, porque es en Alemania donde estudian ruso desde la secundaria y han desarrollado métodos para institutos, escuelas profesionales y universidad con orientación práctica, con clasificación de acuerdo con el marco europeo de los niveles A1, A2, B1, B2, C1. Se han adelantado a los métodos rusos actuales, el Okno, que ya el pobre se queda obsoleto, y se han especializado respecto a los manuales universitarios de toda la vida, como los que yo utilizaba. De todas maneras, en esta segunda década del tercer milenio, están quedándose obsoletos muchos manuales en cuanto no incluyen el lenguaje de las nuevas tecnologías. Sólo en estos manuales alemanes viene cómo se dice en ruso  pen drive, por ejemplo, que se dice fleshka.

Animáos a aprender ruso, que es una de las culturas más bonitas del planeta. Y abre las puertas para el Asia Central. Nuestros políticos visitan Kazakhstán a menudo, debe de haber por allí movimiento empresarial, con tanto hidrocarburo como tienen. De hecho también he estudiado Kazaco y te lo puedo enseñar si quieres, pero sinceramente, más vale que aprendas ruso primero, y luego ya, si quieres abrir una tienda en Astaná, puede merecer la pena aprender Kazaco.

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